miércoles, 19 de febrero de 2020

Entrevista a Silvia García Alonso (Vellosillo)



Silvia García Alonso es una emprendedora y caballista, residente temporal en Vellosillo, el pueblo de sus ancestros. Su meta es fijar Vellosillo como residencia permanente para lo cual está creando desde hace unos años un hábitat autosuficiente y sostenible. Recientemente ha sido nombrada presidente de la Asociación de Caballistas. 


Silvia, ¿Que significan para ti los caballos? 

Cuando pienso en los caballos, la primera palabra que me viene a la cabeza es nobleza. Si lo traslado al plano personal, se une la sensación de privilegio, de poder interactuar y compartir mi tiempo con una de las especies de las que pienso que más tenemos que aprender. 

Es un camino infinito que, no solo supone un reto en el aprendizaje de la técnica, sino que también nos da la oportunidad de descubrir las estructuras sociales de los caballos y su particular forma de relacionarse entre ellos y con nosotros. 

Creo, al menos en mi caso, que los caballos nos enseñan a vivir el ahora, a saborear y disfrutar el momento exacto en que suceden las cosas. Nos muestran con cada gesto lo que es la empatía y nos llevan a un mundo de emociones, lejos del encasillamiento y la racionalidad. 

¿Qué nos puedes contar sobre tu proceso de aprendizaje? 

Mi primer acercamiento al mundo de los caballos fue cuando acabé la universidad. Di algunas clases, muy pocas, y me apunté a algunas rutas de tanda. Después el trabajo me desconectó totalmente del mundo de los caballos, pero el poso quedó y, tras veinte años, volví a montar. 

Cuando lo hice fue porque Jorge, Ruth y yo compramos nuestros primeros caballos. Necesitaba coger técnica y confianza para poder disfrutar de ellos y salir al campo con seguridad, así que empecé de nuevo a dar clases; sobre todo en Madrid, en Hípica el Valle, pero también di algunas clases en La Hípica de Grajera, con Ángel, y en la Tinada del Cadagua, con José Andrés. Sigo necesitando coger confianza y perder mis miedos, por lo que aún doy clases en Vellosillo con Isabel Casado y asisto a los clinics que se organizan desde la Asociación. 

La curva de aprendizaje es infinita y cada profesor aporta su forma de entender el caballo. 

Desde el privilegiado entorno de Vellosillo, ¿Que nos puedes contar sobre las rutas y paseos que hacéis a caballo en la zona? 

Vellosillo para muchos es la estepa árida de la Castilla profunda. Para mí son las llanuras infinitas con las que crecí. Lo más parecido que he encontrado a la inmensidad del mar o del desierto, sumado al aliciente de esconder tesoros como el cañón del Caslilla y el del Duratón, a menos de un cuarto de hora de la cuadra. 

Cada estación pinta el campo de un color y, en las ocasiones que hemos tenido la suerte de salir de ruta sobre la nieve, la sensación de paz e inmensidad que transmite nuestra estepa hace que te traslades a otro mundo. 

Una de las grandes ventajas de nuestra zona es que el terreno no está vallado. Nada más salir de la cuadra puedes emprender una ruta de horas, sin necesidad de abrir una sola puerta. Y hay tantas rutas para hacer que es difícil repetir. 

Emprendedora en serie con gran experiencia, ¿Qué crees que necesita el nordeste segoviano para salir de la decadencia en la que está? 

Es una pregunta de difícil respuesta por la situación tan deteriorada a la que se ha llegado después de décadas de inacción. La inercia es una de las fuerzas más poderosas que hay, tanto cuando sus efectos son positivos, como cuando son negativos. En el nordeste, claramente, la inercia del no hacer se ha convertido en una fuerza que está asfixiando la zona y la única forma de vencer esa inercia, que cada día nos lleva a más abandono y desolación, es con resistencia. 

Yo lo veo como una resistencia de guerrillas. Luchar contra la regulación de un Estado, que se olvidó hace más de medio siglo del mundo rural y que ha implementado todo tipo de incentivos para que la población migre a las grandes concentraciones urbanas, solo se puede conseguir con acciones promovidas desde abajo. Con redes distribuidas de los que están comprometidos y quieren luchar por su estilo de vida. Con una guerra de guerrillas que consiga acaparar la atención de los que hay y de los que están por llegar y generar ilusión para crear un nuevo modelo; una forma de vida más humana, con más tiempo para disfrutar, en contacto con la naturaleza y la comunidad. 

Para ser más concisa en mi respuesta, creo que lo que necesita el nordeste es que los que vivimos aquí (me incluyo, aunque aún no esté asentada al 100%) nos unamos para crear una comunidad fuerte, sin rencillas locales, con una visión común para reactivar una zona que, por su proximidad a Madrid y su atractivo natural, histórico y cultural, se podría convertir en EL destino para muchísimos jóvenes de profesiones liberales. 

Tenemos que conseguir que haya una voz única de la comunidad que se escuche fuerte y claro en las esferas políticas, donde llevan tiempo regulando sin escuchar a una gran parte de la sociedad: los millones de personas que viven en el mundo rural. Esa voz debe conseguir, lo primero todo, que se reconozca a la sociedad rural como ciudadanos de primera y no de tercera regional como ocurre ahora. 

Sobre la Asociación de caballistas, ¿Nos puedes contar tu motivación asumiendo la presidencia y cual van a ser tus objetivos? 

Creo que el nordeste de Segovia tiene un potencial enorme para implementar un modelo de desarrollo sostenible que podría convertirse en prototipo para otras zonas ultra despobladas, como la nuestra (5,9 hab/km2). 

El mundo del caballo puede generar actividad económica por sí mismo. Desde la presidencia de la ACNS, me gustaría contribuir al desarrollo de este área. Mi idea es crear una serie de rutas a caballo que recorran el nordeste. Diseñadas de tal forma que ofrezcan recorridos adaptados al caballo y garanticen la logística de los caballistas, con el fin de atraer jinetes de fuera de nuestra región. 

Es difícil planificar rutas a caballo cuando están lejos de tu zona de confort: por desconocimiento de la accesibilidad, por el cuidado de los caballos (alimentación, agua, herrajes que se pierden, posibles contratiempos médicos…), por el hospedaje de los jinetes y amazonas… La idea es romper esa barrera y facilitar a caballistas de fuera que vengan a disfrutar su pasión en nuestra tierra. 

Para ello queremos diseñar el recorrido de varias rutas enlazadas que permitan a los participantes establecer la duración entre 2 y 7 días y que ofrezcan todos los servicios que los caballistas puedan necesitar. Una buena señalización para seguir las rutas diseñadas, parajes con encanto de los que quieran hablar y quieran compartir con amigos y en redes, prados con agua para que los caballos pernocten, descansen y puedan tener alimento, acomodación de distinto tipo para que también los caballistas descansen y se avituallen y espacios para dejar los remolques durante el tiempo de la ruta. 

Si conseguimos que estas rutas se conozcan y atraigan caballistas, beneficiará a la economía de la zona y podría ser el germen para el nacimiento de nuevas iniciativas empresariales de pobladores ya existentes o de nuevos. 

¿Cuáles son tus primeras impresiones tras haber coordinado junto a Diego y Alba las primeras acciones de la Asociación en este año 2020? 

Ha ido rodado y desde aquí me gustaría darle las gracias. 

Diego y Alba conocen bien el funcionamiento de la Asociación y están siendo de gran ayuda para familiarizarme con los temas de gestión, igual que tú, Jorge. 

Trabajamos en red, de tal forma que los tres estamos informados siempre de todo lo que hacemos para la Asociación. Así garantizamos que las decisiones y acciones que se deben emprender estén siempre consensuadas. 


Y por último, os presento a la manada.

Aquiles – El tisarro sierte 

Me ha acompañado en el camino de Santiago hasta llegar a Finisterre donde, juntos, surfeamos en el mar Atlántico. Con él descubrí los raids y los TREC. Del primer raid que corrió y ganó, consiguió su apodo de tisarro sierte. Fue nuestro primer caballo y eso deja marca.




Viento de Vellosillo

El sueño se hizo realidad y tuvimos un potro. La que hizo casi todo el trabajo fue Yegua, pero Ruth, Jorge y yo, nos sentimos padres compartidos. Fue el primer potro que vi en toda mi vida, al que pude tocar a las pocas horas de nacer y al que he tenido el gran privilegio de ver crecer en tamaño y en nobleza.



Temprano

El último caballo en llegar a la cuadra y con el que llevo algo más de un año de adaptación. Poco a poco vamos entendiéndonos y espero que, con el tiempo, lleguemos a ir juntos a grandes, muy grandes rutas.


Las chicas (Yegua con el segundo potro, Júpiter, que he tenido la suerte de ver crecer hasta que se fue a su nueva casa y Flamenca)



Y Sabio, el maestro, que nos sigue enseñando desde el recuerdo





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