miércoles, 31 de agosto de 2016

Mañana comienza el campeonato del mundo de TREC en Segovia



Segovia acoge el 1 al 3 de septiembre el Campeonato del Mundo de Técnicas de Ruta Ecuestre de Competición (TREC), con 109 jinetes y amazonas de 14 países.

La inauguración, con desfile de caballos y jinetes, tendrá lugar en la tarde del jueves 1, en la Avenida del Acueducto. Las pruebas de orientación, doma y obstáculos se desarrollarán los días 2 y 3 en el centro ecuestre y sus alrededores.




viernes, 19 de agosto de 2016

Las rutas de la luna llena. De Boceguillas a Prado Pinilla




Cuando cae el sol, un grupo de caballistas parte de Boceguillas, rumbo a Fresno de Cantespino. Es noche de luna llena, el acontecimiento astronómico que marca buena parte de la vida de nuestro planeta, acelerando la actividad de todos los seres vivos. 

Pasado el pueblo de Aldeanueva del Campanario, cuando se une al grupo los caballistas que vienen de Grajera, aparece una hermosa luna roja por el horizonte. El plenilunio o luna llena es la fase lunar que sucede cada veintiocho días, al completarse el ciclo lunar, en el momento en el que la tierra se encuentra situada exactamente entre el sol y la luna. El hemisferio visible de la luna alcanza su mayor iluminación. En el orto y el ocaso, el reflejo del sol sobre el satélite lo ilumina con una intensa luz roja anaranjada. 

Las fases lunares han sido la base para la creación de los calendarios de la mayor parte de las culturas antiguas, desde los mayas, a los celtas, el islam, el hinduismo o el calendario chino, las que han marcado las labores del campo o la mareas de mar. En la cultura occidental, la luna de agosto se denomina también como la luna llena roja o la luna del grano. 

Iluminando robles y pastos la luna asciende lentamente amparada en el sonido de las herraduras en el camino. Así alcanzamos Aldeanueva del Monte donde ponemos rumbo a Prado Pinilla. Nos espera una buena cena. Tras la fraternal comida, volvemos a los caballos. Ahora la alta luna ilumina el campo en una escena casi demasiado real, plateada, intensa. 

Tomamos la angosta senda que lleva al pueblo de Turrubuelo. Lagunas, los sonidos de la noche, el fresco de las noches de agosto en Segovia, sentirse vivo, sentir los latidos de la tierra, disfrutar con los amigos, la fertilidad de las lunas llenas. Llegamos a Boceguillas en silencio. Hay que llevar los caballos a las cuadras. Hasta la próxima luna de agosto.













jueves, 18 de agosto de 2016

Travesía de Riaza a Vellosillo




Por segundo año consecutivo Yeguada Riaza organizaba una ruta de ida y vuelta en dos días, desde Riaza hasta el pueblo de Vellosillo (Sepúlveda). Doce jinetes se sumaron a la travesía. 

Primera jornada

Comenzamos a aparejar los caballos desde primera hora de la tarde. Aunque había previsión de algún pequeño chubasco, al final no llovió. Hacía bastante calor pero algunas nubes daban un respiro. 

Salimos de Riaza por el camino que llaman la M-40, una senda que cincunvala las urbanizaciones de la zona este y sur de Riaza. Tomamos rumbo oeste. Con gran orden, habitual en las rutas de la Yeguada Riaza, siguiendo una perfecta línea, fuimos abriendo y cerrando las puertas que dan acceso al denso monte de robles que llega hasta la carretera de Burgos. 

En el grandioso paraje descubrimos que están rehaciendo parte de la antigua Cañada Real Soriana Occidental, el antiguo camino transhumante que cruzaba buena parte de la provincia de Segovia. En esta zona de bosque, estaba la antigua frontera entre el concejo de Sepúlveda y Riaza, dos pueblos que compitieron durante siglos por el negocio ganadero de la lana de oveja. Todo este conjunto de montes comunales, conocidos como Los Comunes, llegaban desde Ayllón por el nordeste y hasta Prádena por el suroeste, y formaban parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, explotados desde tiempos inmemoriales por los vecinos y un ejemplo de sostenibilidad y conservación.

Desde el río Serrano, en esta zona complemente seco, cruzamos la carretera 110 y subimos por un empinado cortafuegos hasta la cima del monte que abraza ambos lados del río, en el valle que llega hasta Castillejo. La vida salvaje abunda en esta zona, corzos y bandadas de perdices corren sorprendidos por el grupo de caballos. La vista panorámica del valle es espléndida. Desde la altura, el pueblo de Soto de Sepúlveda refleja la luz de sol y lo convierte en mágico.

Llegamos a Castillejo de Mesleón donde encontramos por primera vez en toda la ruta agua para poder abrevar los esforzados caballos. Pasamos la autopista y seguimos rumbo oeste. Entramos en la estepa. Pasamos Sotillo y el río Duratón, todavía con alguna poza de agua, pero con el cauce interrumpido por el estío. 

Atravesamos el pueblo fantasma de La Fresneda, un leal despoblado, entre ruinas y relinchos de los potros que se crían allí. El cielo rojo y naranja de una segoviana puesta de sol nos acompaña en la recalada en el agraciado pueblo de Vellosillo. Barbacoa, risas y acampada. 

Segunda jornada

El frescor del amanecer ayuda en la tarea de levantar el campamento y preparar a los caballos, arropados entre un numeroso grupo de vecinos entusiastas de los caballos y la épica de las rutas a caballo. Un buen desayuno y partimos. 

Dirección este, siempre hacia el sol, que nos lleva hasta Duruelo. Varios vecinos salen a ver el grupo de caballistas y a indicarnos donde se puede encontrar agua. Seguimos la vera del río Duratón hasta Sotillo, teniendo que pasar varias vergueras. El intensivo entrenamiento de salto de los jinetes de la Yeguada Riaza es fácilmente apreciable, disfrutando en la sucesión de saltos en campo abierto que tiene que acometer el entusiasta grupo. 

Catillejo de nuevo. Remontamos la ladera norte y ponemos rumbo a Soto Pinilla, donde nos espera agua fresca. Seguimos el monte de robles y pinos, hasta entrar en los prados comunales de Riaza, donde las apacibles vacas miran con curiosidad el firme conjunto de caballos. M-40 y vuelta a la Yeguada. A pesar del cansancio y el calor, todo el mundo sonríe. Ha sido un buena ruta. Aventura, naturaleza salvaje y leyenda. 

A descansar a casa, que a varios les toca seguir montando por la tarde. Para algunos ha sido su iniciación en grandes rutas. Será difícil que olviden las sensaciones, el colorido, la hazaña, la pasión de viajar a caballo.



















martes, 2 de agosto de 2016

Travesía de Gascones a Cantalejo




Hace casi 30 años Santos García “Tormentas” y dos amigos organizaron una ruta para explorar a caballo las sendas y caminos del norte de la sierra de Guadarrama. Desde entonces y con la incorporación de caballistas de la zona de Cantalejo no han fallado ni un año, habiendo realizado travesías por buena parte de esta amplia zona de Segovia. Diferentes rutas que les han llevado a recorrer desde la vertiente madrileña de la sierra, de Soto del Real, atravesando el valle del Lozoya, hasta la Serrezuela o Maderuelo, al norte de la provincia de Segovia.

Este año Tormentas y Víctor Martín se encargaban de la organización de la ruta. A los caballistas de Cantalejo se le sumaron otros de Vellosillo, El Olmo y Boceguillas pertenecientes a la Asociación de Caballistas del Nordeste, en total catorce aventureros.

Primera jornada

Siete y media de la mañana. Varios remolques con caballos se encuentran a la salida de Gascones, un pequeño pueblo serrano situado a tres kilómetros de Buitrago del Lozoya. Parece que va a ser un día caluroso. Desde la época de la reconquista en la Edad Media, toda este territorio pertenecía a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, situación que duró hasta finales del siglo XIV, cuando crearon la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, que ocupaba aproximadamente lo que hoy en día se conoce como la Sierra Pobre de Madrid, que abarca una superficie que va desde Somosierra hasta El Atazar, incluyendo todo el valle del río Lozoya. Parece increíble el poderío que ostentaba nuestra querida ciudad de Sepúlveda.

Zarpamos dirección oeste utilizando varias sendas conectadas que llevan hasta la falda de la montaña, donde accedemos a la dehesa. Descanso y almuerzo campero en un bonito arroyo, en el que ya habían pernoctado en anteriores rutas. 

Comienza el ascenso de la montaña por caminos forestales entre densos bosques de pino Valsaín y un fuerte olor a sierra. Bajo un intenso sol, llegamos a un punto donde un impresionante cortafuegos pone a prueba la fortaleza de los caballos, que sin excepción consiguen coronar la cima. Siguiendo la cuerda, por la vertiente madrileña de la sierra, llegamos al puerto de Navafría, donde nos espera Borja con ricas provisiones y bebida fría. Siesta y risas. 

Seguimos la ruta. Toca descender hacia la tierra de Segovia. Pasamos por el Chorro y las piscinas naturales del río Cega, llenas de ruidosos turistas que se asombran al ver un grupo de caballos descendiendo desde la sierra. 

En Navafría, un prado con hierba fresca para los caballos, el prado contiguo para dormir los caballistas. Cenamos un exquisito cochifrito, plato estrella del restaurante Lobiche. No existe mejor hotel que dormir al raso, bajo las estrellas y la brisa de la sierra, mecidos por el retumbar del suelo provocado por los sinceros galopes de la improvisada manada de caballos.

Segunda jornada

El amanecer sorprende a los caballos que se han emparejado fruto del azar y de la convivencia de una noche. Los relinchos resuenan como un eco lejano en pueblo de Navafría, recordando tiempos atávicos. Una suave capa de rocío empapa los pertrechos del grupo extendidos bajo el resguardo de un muro de zarzas en el prado.

Siete de la mañana. Aparejando los caballos. Partimos rumbo noroeste hacia el recoleto pueblo de Torre del Val de San Pedro, utilizando un tramo de la Cañada Real Soriana Occidental, por el tramo que se denominaba la Cañada Real de la Vera de la Sierra antiguos caminos por los que transitaba el ganado trashumante.

Estamos en los antiguos territorios de la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza, otra de las míticas comunidades castellanas, llenas de épica y leyenda. Tierras de hombres fuertes y austeros, dispuestos siempre a defender su libertad frente a cualquiera que pretendiera arrebatársela. Entre dehesas de encina, roble y sabina, llegamos a las ruinas de la Iglesia de San Justo y Pastor, melancólico monumento de la vida de otros tiempos, haciendo una pequeña parada. Pasamos La Mata y alcanzamos el pueblo de Cubillo. 

Variamos el rumbo a nordeste, para atravesar el espectacular y salvaje cañón del Rió de Santa Agueda, donde los jinetes tienen que superar varios pasos complicados. Tensión y fuerte subida de adrenalina. Así llegamos a Pajares de Pedraza, donde desemboca en el brioso río Cega. Llaman la atención las escolleras que han hecho para prevenir las avenidas del río. En Pajares nos espera un almuerzo reparador. Comentario de la jugada, anécdotas y más risas, que vamos sumando en la travesía.

Partimos volviendo a rumbo noroeste, siguiendo la vega del río Cega, que nos lleva hasta Puebla de Pedraza, donde los vecinos están tomando el aperitivo en el bar del pueblo, al que nos sumamos entre muestras de aprecio a los caballistas, a la vuelta de las tradiciones, de aquellos tiempos no tan lejanos en los que hombre viajaba y vivía de forma más lenta, utilizando la paciencia y la tracción animal. 

Entramos en la sobria estepa del cultivo del cereal. Atravesamos cárcavas y rastrojos, llegando a Cabezuela y Cantalejo. Han sido 85 kilómetros de ruta. Despedidas y nostalgia de la siguiente aventura. 

Os dejamos algunas fotos y un vídeo que ha montado Carlos Martín Arranz, de 13 años, el caballista más joven del grupo.









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