Paula Gómez vive en Madrid, pero es una residente temporal de Encinas, una pequeña aldea situada en el nordeste segoviano. Desde niña ha montado a caballo, afición con la que continúa, practicando con su temperamental caballo, Portos.
¿Como empezaste la afición hípica?
Empecé esta afición desde muy muy pequeña… concretamente desde los cuatro años. Un día les dije a mis padres que quería aprender a montar a caballo. Mis primeras andanzas fueron en una hípica de Madrid llamada “La Venta de la Rubia”, donde al ser tan pequeña, empecé montando a ponys.
Para mí no fue verdaderamente fácil comenzar en este mundo porque me caía mucho del caballo… Tanto, que hubo una temporada que llegué a ser la niña que más se había caído en toda la hípica y me regalaron un caballito de peluche. Pese a todas mis caídas (unas más graves que otras) yo seguí encabezonada en que quería seguir practicando este deporte, y así proseguí hasta que con 7 años me regalaron a mi caballo, Portos.
Con Portos estuve en otra hípica de Madrid, en Alcorcón, pero por motivos de la vida finalmente me le traje aquí a Grajera, porque pensábamos que podría vivir mucho mejor y a mí me resultaría más fácil ir a verle.
¿Como ha sido la curva de aprendizaje?
Como he dicho antes, empecé montando en pony porque era muy pequeña. Hasta que no fui un poco más mayor, no me dejaron coger un caballo porque no tenía la suficiente fuerza como para poder manejarlo.
Cuando di ese paso a coger caballos más grandes, me metí en el mundo del salto porque siempre me fijaba en los entrenamientos que hacían las personas adultas, y me llamaba la atención.
Siempre he tenido muchos sustos con el caballo, pero eso no ha hecho que dejase este mundo. Mi mayor motivación para seguir montando fue cuando me regalaron a Portos y junto a él he evolucionado en este fantástico deporte.
Considero que nunca dejamos de aprender de este maravilloso animal, y que cada vez que montamos aprendemos cosas nuevas. ¡Es un continuo aprendizaje!
¿Que nos puedes contar de tu caballo, Portos?
Portos significa muchísimo para mí, ya que llevamos juntos 13 años. Hemos tenido momentos muy buenos y otros que no lo han sido tanto.
Siempre ha tenido muy mal genio, y como se le metiera algo en la cabeza no hay forma de hacer que cambie el pensamiento (en esto se parece demasiado a la dueña, jajaja)
Uno de los peores recuerdos que tengo con él, fue cuando siendo yo muy pequeña, íbamos dando un paseo con otros caballos y de repente se asustó con el revoloteo de unas ocas… Se puso de manos, y teniendo en cuenta la poca experiencia que tenía con él y la edad tan joven que teníamos ambos, perdimos el equilibrio, nos fuimos hacia atrás los dos, cayéndose desgraciadamente encima de mí. Como resultado de esto, estuve hospitalizada unos días, y mis padres como imaginaréis estaban muy convencidos de que aquí se acababa mi aventura con el caballo. Debido a mi tozudez y constancia, conseguí convencerles de que me dejasen seguir con Portos, porque esa caída no iba a conseguir que yo dejase de montar.
Ahora solemos montar todos los fines de semana con los mismos caballos, por tanto, al conocerse entre ellos, lo máximo que hacen es picarse, pero nunca me ha dado problemas graves. Pero pese a todo, cada día nos conocemos más y nos compenetramos mejor.
¿Qué tipo de equitación prácticas en estos momentos, simultaneándolo con tu vida de estudiante universitaria?
La verdad que compenetrar mi carrera con esta afición nunca me ha resultado un gran problema. Yo suelo ir a montar la mayoría de los fines de semana, además de que las vacaciones de Navidad o Semana Santa suelo estar en Segovia y montar todos los días. Cuando se me complica algo más el poder venir, son en temporadas de exámenes finales, ya que me tengo que quedar preparándolos en Madrid, pero la verdad que nunca me ha supuesto ningún inconveniente.
¿Qué ideas o actividades nos podrías recomendar en la Asociación?
Desde mi punto de vista, creo que se deberían realizar más salidas en grupo como pueden ser rutas descubriendo conjuntamente nuevos sitios. De esta manera, nos conoceríamos todos mucho mejor, que muchas veces es de lo que se trata.
En temporadas como verano, que además de hacer buen tiempo coincidimos la mayoría de nosotros, se podría fomentar hacer las rutas nocturnas ya que son experiencias inolvidables.
Para terminar, ¿Crees que el nordeste segoviano puede llegar a ser atractivo para un segmento de gente joven urbana? ¿Qué crees que necesitaríamos?
Hay que partir de la base de que no todos los jóvenes ven el mundo rural de la misma manera que podemos ver nosotros. Si a nosotros nos causa por ejemplo un desahogo o una oportunidad de relajar la mente y alejarnos de los atascos y el estrés de Madrid, a ellos les puede resultar algo aburrido si no hay algo que les resulte realmente atractivo.
Desde mi punto de vista, por tanto, la solución tiene que partir desde el medio rural. Es decir, para poder hacer que los jóvenes vean estos lugares como puntos atractivos, se tendría que trabajar en llevar a cabo un acometimiento por parte de los pueblos para hacerles llegar una mayor concienciación. Así como que los pueblos tienen que estar abiertos a estímulos externos como puede ser llevar a cabo iniciativas sociales y hacer que se convierta en un lugar cómodo y enriquecedor para poder vivir.
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