Marta Barrio vive y trabaja en Grajera. Emprendedora y caballista, ha unido sus pasiones en el proyecto que lanzaba este año en su pueblo, Arri, que describen así: “Dinamización rural, comunitaria y creativa a través del trabajo en equinoterapia, intervenciones asistidas con caballos y el teatro social”. Marta es habitual de los concursos de doma.
Marta, muchas gracias por atender esta entrevista.
¿Cómo ha sido tu trayectoria en el mundo de la equitación?
Buenas, muchas gracias a vosotros por pensar en mí, también, para participar en las entrevistas de la Asociación.
Mi trayectoria en el mundo de la equitación ha sido la trayectoria que La Hípica, en Grajera, ha podido ofrecerme y marcarme. Allí empecé a montar, a cepillar, a estudiar, a observar, a preguntar, a probar.. cuando La Hípica daba clases con Leti de profesora, yo recibí esas clases, cuando me dijeron que estaba preparada para salir al campo, empecé a salir de ruta; cuando Nuri lo vió oportuno, me enseñó mis primeros pasitos en la alta escuela, todo a nivel amateur, y muchas, muchas horas de campo cuando ya “nos dejaban” salir, al grupo de amigos, solos al campo. Hace unos años, Ángel empezó con la doma clásica en serio, rigurosamente, con formación y práctica en otras hípicas “expertas” y me apunté a sus clases, ya llevamos 5 o 6 años con eso, además de muchos ratos de juego: con la pica, equitación de trabajo, pequeños saltos, circuitos, obstáculos,..
Mi primer caballo preferido fue Luz de Luna, y de esa yegua fui “escalando” a otros que me iban recomendando Francis, Nuri, Leti y César, hace años, y Ángel y César ahora.
No monto con tranquilidad, y en general lo evito, otros caballos que no conozcan César o Ángel, y no he montado a caballo en otros sitios sin que ellos estén delante. Puedo decir que, a nivel ecuestre, no tengo mestizaje, soy de pura cepa de La Hípica (risas).
Mi trayectoria la puedo definir por caballos: superada Luz de Luna, estuvo Paloma, luego SherKan, Castañero, Cheroky, y ahora Tordillo, aunque haya montado muchos más, con éstos se produjeron flechazos, que han marcado, claramente, mi pasión.
¿Qué le recomendarías a un jinete novel?
Los caballos están ahí, no nos esperan, ni nos necesitan, así que lo primero que pediría es que lo que se haga sea con responsabilidad, con compromiso y con conocimientos.
La equitación es una disciplina, que tiene unas bases, un proceso y un ritmo. Yo, dando las clases, me doy cuenta de que es una actividad “antisistema”. No responde a los “principios” tan de moda de instantaneidad, de hiperestimulación digital y de “usar y tirar”, no es esto, es otra cosa. Y quien no tenga tiempo para dedicarlo al caballo y a aprender que lo asuma, que se deje de utilizar al caballo como un instrumento.
Así, en formato guía, recomendaría:
- Encuentra un sitio donde aprender, en el que te sientas seguro y atendido.
- Dedica un tiempo a reflexionar sobre lo que aprendes y el papel que tiene el caballo para ti.
- Aparte de la técnica, pregunta, lee, observa, investiga sobre el caballo como especie (necesidades alimentarias, sociales, cognitivas,..)
- Ponte en el lugar de ser caballo y no en el del arrogante caballero.
- Haz diferentes ejercicios y actividades, no caigas en rutinas automáticas.
¿Qué nos puedes contar de tu experiencia en los concursos de doma?
Los concursos de doma, para mí, si son una herramienta.
Tienen sus aspectos positivos, puesto que te obliga a un entrenamiento muy sano con el caballo, te pone en contacto con otras hípicas, con otra gente, con otras formas de montar.., la repris te pone unos objetivos concretos, y, por supuesto, el ambiente propio de los mismos, me conecta con mi otra gran pasión, el teatro, es como si fuera el día del gran espectáculo: nervios, risas, compañerismo, aplausos, presentaciones, juicio, atrezzo, vestuario, escenografía... (risas)
La parte negativa que veo en los concursos es la competición, al final estás rivalizando por ganar, y eso, cuando se respira, no me gusta. He visto como se dolor equino y humano, como se castiga a los caballos o niños/jóvenes llorando, padres enfadados o especialmente competitivos que se olvidan de la seguridad del jinete con tal de “marcar” bien...
Para mí, lo bonito es haberlos vivido con mi compañero Tordillo.
Bueno, he de contar, que sólo he hecho sociales, uno en Madrid y los de las ligas interclubs, y que ya hace casi dos años que no participo. Me gustaría haber hecho algún territorial, pero creo que ya no es mi momento para eso, siento más míos otros espacios ecuestres.
Sobre Arri, tu bonito proyecto, se trata de algo innovador y creativo ¿nos podrías hablar de él?
Arri es mi bonito proyecto, efectivamente, aunque me esté quitando hasta el sueño, en algunas noches, jeje.
La web tiene mil defectos, y estamos trabajando en ellos, pero lo que pone es verdad y auténtico: www.arrigrajera.es, podéis bichearlo un poco y así lo conocéis.
Por resumirlo, Arri es un proyecto de dinamización rural, por donde estamos, la comarca del Nordeste de Segovia; creativa por lo que hacemos, teatro social e intervenciones asistidas con caballos; y comunitaria por los objetivos que persigue: queremos poner en valor la zona y a las personas, y, para ello, generamos espacios y tiempos de encuentro donde se conecte con uno mismo, con la realidad y con los demás, buscamos que las personas, participantes de os diferentes talleres, tomen conciencia, básicamente, y esto generará cambios en sus vidas que les hagan, así, en general, más humanos, más felices.
Es bastante complejo de contar, y de entender, por eso hay que venir a conocernos y realizar un taller (con caballos o sin caballos), y luego correr la voz, (risas). Ahora mismo, en plantilla, estamos Ana Gómez Tena, vecina del pueblo de Pajarejos, y yo. Conocerla ha sido un proceso transformador del todo, somos el ejemplo de que la unión de lo “neorrural” y de lo “autóctono” es posible y preciosa.
¿Qué tipo de entrenamiento haces y cuál es tu día a día con los caballos?
Honestamente, debo decir que yo no entreno. No preparo a ningún caballo para nada, paso ratos con ellos y, actualmente, la mayoría de esos ratos son pie a tierra.
Por seguir en forma, Tordillo y yo, recibimos una clase técnica, al menos, a la semana con Ángel, sobre todo, porque doy las clases extraescolares de equitación y me sirve para estar en activo con la disciplina.
Llevo un año y medio en el pueblo, desde que me volví de Madrid y noto mucho que antes era más regular, ya que aprovechaba los fines de semana para montar todo lo que podía, ahora, con Arri en pleno proceso de ebullición, y con mi despertar en el campo del pie a tierra, me está costando ser constante con la monta. En lo que si que soy constante es en pensar, organizar, planificar y llevar a cabo diferentes actividades, proyectos y eventos que acerquen el caballo a personas, y personas al caballo: día de la familia con caballos, día del libro con caballos, gestión del estrés, entender la relación con un caballo para entender las relaciones humanas, técnicas del coaching con caballos para el crecimiento personal, teambuilding con caballos, etc.. y para ello, agradezco infinito, el trabajo de César y Ángel, que dedican su día a día a que los caballos que hay en La hípica estén sanos, equilibrados, en forma y a disposición para todas mis ocurrencias.
Una mujer, joven y emprendedora en nuestro despoblado y deprimido nordeste segoviano ¿como ves el futuro en la zona?
Pienso en el futuro con alegría y optimismo, hay mucha gente recién llegada o personas que están pensando en venir a vivir por aquí, que animan la vida, que traen aires nuevos, que cambian las conversaciones típicas tan quejicosas en las que solemos caer, nuevas formas de pensar y de hacer; y además, personas que son de aquí de siempre que me suelo encontrar en talleres, charlas y eventos “proactivos” y de carácter social, a los que me gusta asistir. Creo que estamos asistiendo a un momento muy bonito del mundo rural, un despertar, para el que espero que estemos preparados, le sepamos acoger y podamos protagonizarle, que sea nuestro y para nosotros, para las personas que poblamos y las empresas que aportamos.